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Por Carlos el hormigo |
En el número 2 de la calle Carders está situado uno de los mejores exponentes de las escasas construcciones de estilo románico que existen en Barcelona: la capilla Marcús. Pese a estar situada en uno de los lugares más concurridos del barrio de la Ribera, permanece siempre cerrada a cal y canto tras dos portones y unas gruesas verjas oxidadas. La historia de esta capilla es verdaderamente singular. Fue erigida en 1166 por Bernat Marcús, un rico comerciante barcelonés, para que sirviera de hospital y proporcionase salvaguardia y hospedaje a los viajeros, tanto a la entrada como a la salida de la ciudad. No en vano, en ese tiempo se encontraba junto al camino más transitado de la antigua Barcino. Entre sus muros terminó estableciéndose la cofradía de los correos a caballo, por lo que muchos expertos creen ver en ella los orígenes del correo en España.
La historia de esta diminuta capilla siempre estuvo envuelta en oscuras leyendas, algunas de ellas de origen tan sombrío y maligno que provocaron que en 1748 se suprimiera el carácter litúrgico del lugar y cesase por completo en el el culto religioso.
Fuente: Mapa de El Laberinto de Oro
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